El farmacéutico inglés John Walker (1781-1859) desarrolla la primera cerilla práctica de fricción, aunque nunca llegó a patentarla. Walker utilizó un pequeño bastoncillo de madera al que añadió en una de sus puntas una mezcla de clorato de potasio y goma arábiga, entre otros componentes. Tres años después, ya se comerciali-zaban dispositivos similares en las calles de Londres con el nombre de “Lucifers”.
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